Autor: Oriol Conesa
Como todo organismo vivo, las redes sociales evolucionan y el paisaje experimenta cambios, generalmente fruto de tendencias en la sociedad o la economía. La gestión del marketing digital nos desvela las características de cada una, ¿pero qué hemos visto en los últimos tiempos? El futuro y los millennials llaman a tu puerta.
El enorme poder de las redes sociales y su capacidad para captar y fidelizar a un volumen muy relevante de usuarios (para después rentabilizarlo y definir un modelo de negocio) no se le escapa a nadie. Tampoco a las empresas, que las utilizan como herramientas del marketing de contenidos para hacer marca, promocionar sus productos y difundir noticias, léase generar engagement y negocio. Su uso se ha generalizado y consolidado, ya nadie pone en duda que «hay que estar». ¿En cuál y para qué? También se ha hablado de ello. Sin embargo, en las últimas semanas se han hecho evidentes algunas tendencias de las redes sociales que se intuían de un tiempo a esta parte.
Twitter está estancado: su crecimiento es insignificante y todavía no ha sido capaz de probar que puede poner en valor con ingresos recurrentes sus 320 millones de usuarios. Hoy por hoy, son un diamante en bruto que, como demuestra su decepcionante comportamiento en bolsa, ni siquiera ha podido salvar la afición de @RealDonaldTrump por el pajarito. Sin duda, es importante estar en Twitter, pero es también cierto que a menudo se convierte en un nido de “quejicas”. No olvidemos que a veces las palabras hacen daño (bien lo saben los trolls) o se pueden malinterpretar. La crisis de Twitter puede venir por varias razones, pero es innegable que la cultura de Internet tiende a ser cada vez más visual.
En este sentido, Instagram lo presintió y ha sabido sacarle partido. Junto con Snapchat, es la red social que más está creciendo y donde la gente y las marcas consiguen más interacción en poco tiempo. Compartir fotos es mucho más sencillo que escribir, por lo que Instagram se está comiendo poco a poco a Twitter entre el público más femenino y joven. El marketing digital, que está allí donde está el público, lo suscribe: las técnicas para optimizar el perfil de Instagram le han reportado más de 200.000 anunciantes, mientras que Twitter se queda en 130.000. Que Instagram haya aprovechado la tecnología de Facebook Ads algo tendrá que ver.
Los de Mark Zuckerberg son intocables. Facebook es la red social más importante por volumen de usuarios (más de 1.150 millones) y actividad, siguió creciendo un 21% en el último año y toda marca de consumo tiene que estar presente en ella. Sus usuarios son más bien jóvenes, pero cada vez los hay mayores e incluso menores. En una red con tanto ruido, la publicidad es la clave para llamar la atención: el 96% de las agencias eligen Facebook para sus campañas.
Pero llegan los millennials y el panorama empieza a cambiar. No utilizan Facebook regularmente: están pero son activos solo para crear eventos y alguna funcionalidad más, la ven como la red social “de sus padres”. Para el juego social buscan alternativas como Instagram y Snapchat, cuya salida a bolsa ha demostrado el potencial de la compañía del fantasma. Sus “historias” conectan con el público del futuro y en mercados como el estadounidense parece fundamental empezar a experimentar comercialmente con ella. Para muestra, un botón: según Comscore, el número de usuarios de la app de Twitter cayó un 6% en noviembre en términos interanuales y un 5% adicional en diciembre, hasta los 45 millones de usuarios únicos. En comparación, Snapchat registró 82 millones en el mismo mes.
Nuevos competidores no paran de unirse al juego social, y cada vez demuestran ser mejores. En una sociedad hipertecnológica y consumista, nunca antes el mundo había tenido tanta información ni tantas posibilidades como hoy.